
ASUNCIONES
¡Pero cómo se me ha podido ocurrir a mí hacer una tesis en un ámbito del que no tengo formación previa, sin experiencia investigadora y a esta edad!
El camino de un doctorado y la realización de una tesis doctoral puede llevar aparejadas ciertas rumiaciones. Cada uno tendrá la suyas, en esto quizás más que en otras cosas, somos sumamente creativos y libres.
Este apartado trata de rumiaciones que, casi siempre, como las de la vida vienen por creencias que hemos incorporado durante el proceso, tenemos desde su inicio o nos amargan el dulce del final.
Son esas creencias fuera de lugar nuestras auténticas enemigas durante el proceso y, además, unas enigmáticas y muy escurridizas proveedoras de cansancio y problemas.
Como llevo manteniendo desde el principio, cada tesis y cada proceso, al igual que las personas implicadas, son un mundo. Yo hablo, como dije desde la portada, desde mi experiencia principalmente y desde otras que ido conociendo a diferentes distancias. También, a través de mis meteduras de pata, que son y han sido muchas, me he dado cuenta de que sí parecen existir ciertas creencias comunes sobre uno mismo y sobre sus directores, que se repiten como el mejor de los aliolis.
Si le parece que, en efecto es así, tanto como si, al leerlas piensa: ¡Qué va! Eso no me va a tocar porque me he rodeado bien; le ruego que se tome un momento para la reflexión.
El esquema del apartado será el siguiente: presentaré la creencia común y le propondré una restructuración de la misma creencia, justo debajo. Sea libre y adáptela a su caso. Reestructure, por favor, reestructure.
Antes de continuar, le ruego lector, que se tome con humor la expresión y reestructuración de estas creencias intrusas. No pretendo ser cínica, sino justo lo contrario, ridiculizar un poco de nuestros miedos. Si no compartes este enfoque, por favor, no siga leyendo este apartado.
SOBRE EL DOCTORADO
1. Al doctorado va a que se le enseñe cómo no a aprender cómo.
1a. Aprender por uno mismo está infravalorado.
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2. Las convocatorias de subvenciones individuales para formación o estancias particulares siempre llegan tarde.
2ª. Debemos tomar la iniciativa si no queremos quedarnos esperando a ver a pasar a Godot.
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3. Los responsables de las unidades de doctorado casi nunca saben de lo que les preguntas.
3a. Los compañeros de las unidades de doctorado son, en principio, administrativos. Es decir, dominan los trámites. Pueden apuntar como rellenar un campo, cuál no importa que quede vacío, cuando y en qué forma se debe subsanar un error. Ellos pueden estar al día de cómo va un expediente e indicarle que instrucciones seguir para cumplir un procedimiento. Sin embargo, no les podrán dar un esquema para cada memoria de cada proyecto que no esté normalizado, del mismo modo que no podrían resolver un problema muy concreto de sus ecuaciones. Normalmente, son un paso intermedio. «Exprime» a la comisión académica de tu doctorado, pregunta aquí y allí, a las diferentes unidades implicadas en tu caso (movilidad para las estancias, asesoría jurídica para los permisos a terceros, gestión económica para la correcta justificación de una ayuda, a los administradores de la sede electrónica, etc.) Porque los quebraderos de cabeza que nos traen las convocatorias suelen trascender a sus bases, no centralice las respuestas que busca en aquellos que han redactado. A menos, claro, que se trate de un problema de redacción o de un formulario institucionalizado. En resumen, lleve siempre una pregunta concreta: quiero saber si mi solicitud de estancia está aprobada, pero, para saber condiciones y cómo solicitar debes dirigirte a la sección concreta.
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4. Cambias más que un reglamento de doctorado en la universidad española.
4ª. Es responsabilidad tuya estar al tanto de los cambios que se produzcan durante el proceso de tu tesis. No ignores los correos institucionales y, si no los recibes, ojéala al empezar el curso (¡Qué no se me olvide!).
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SOBRE LOS DOCTORANDOS (en este punto excluyo consideraciones de tipo relacional entre grupos de doctorandos por inexperiencia y, también por qué no, por mero aburrimiento).
1. No es oro todo lo que reluce.
1ª. Bueno, pues si ya lo sabe céntrese en frotar bien con el trapo sobre su propio trabajo.
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2.¡No puedo con todo!
2ª En efecto, no puedes con todo. ¡Ni tienes que poder! No tienes que ser especialista en todo. ¡Pide ayuda a otros expertos!
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3.¡Es que no me dan formación metodológica!
3ª. Doctorandos, esa es la piedra filosofal de vuestra tesis, sea de la disciplina que sea, debéis buscar esa formación acomodada a vuestros intereses cada vez más específicos. Aun así, tendrán que extrapolar y arriesgarse a aplicar. ¿Pero de qué va esto de investigar si no?. Los de ciencias experimentales y los antropólogos pueden, sin duda, llegar a considerar como un infierno dantesco particular, tanto las repeticiones de los muestreos como la transcripción de entrevistas, por mucha informática que medie.
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SOBRE LOS DIRECTORES DE TESIS
1. ¡Mi director no se lee mis trabajos!
1ª Pues depende del número de veces que se lo hayas enviado, si ya ha revisado la metodología (recuerda lo de la piedra filosofal), y si confía en usted o si, por el contrario, espera usted que le corrija cada coma en cada párrafo. Le sugiero que siempre haga a su director preguntas concretas en las revisiones, marcándolas incluso en color, por aquello de facilitar la lectura del texto de otro, tanto como nosotros mismos hacemos al leer la bibliografía, por ejemplo.
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2. ¡Mi director quiere firmar mis trabajos!
2a Revisa el reglamento del programa y el doctorado de la universidad que debe establecer un código ético. Considere esta cuestión como una cuestión a tratar antes de empezar la tesis (durante el primer pacto). Le ahorrará disgustos y graves malentendidos. La tesis es tuya, pero no la haces solo, además, por muy “de por libre” que vayamos estamos buscando un reconocimiento académico que tiene sus reglas tácitas, que debemos negociar, y explícitas que debemos aceptar como parte del juego.
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3. ¡Es que mi director no tiene ni idea del tema!
3ª Quizás, al principio tenga más idea de la que le parezca pues, él o ella, de modo más o menos directivo, dependiendo del estilo de cada cual, le iniciará hacia los problemas, los debates teóricos y los antecedentes que debe conocer. Tanto sobre lo que parece haberse «agotado» como sobre lo que se podría aún «seguir diciendo algo», es incipiente, o puede verse de otra manera. Pon las orejas grandes siempre porque, aunque usted acabe siendo maestro en su parcela (y ese mérito nadie lo debe despreciar), su director conoce y trabaja (o es de suponer) al unísono en distintas parcelas relacionales. Escuchar es el 10% clave para obtener una nueva y buena pregunta de investigación. El otro 90%, parafraseando a García Márquez, más vale que lo ponga usted leyendo y manteniéndose actualizado. En este momento, contamos en España con interesantes iniciativas[1] que nos permiten tener una visión global de lo que está haciendo la ciencia en España, si no, siempre puede contar, lector, con el estilo amanuense: la alerta en Google.
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[1] The Conversation, versión España, es una revista de periodismo científico donde los autores reseñan sus investigaciones para público científico en general. https://bit.ly/3uxHhPt
©Este texto está registrado por Diolinda Ramírez-Gutiérrez.