Cómo salvar un doctorado 2: Estructuras

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INFRAESTRUCTURAS

Un día, mientras comía en el comedor universitario, se me acercó una chica, de aspecto  apocado, la cual advirtiendo que yo era considerablemente más mayor en edad que la media de los comensales, se acercó y me preguntó que si era alumna de doctorado. Después de mi respuesta afirmativa, sin muchos preámbulos me comentó que era alumna de primero de doctorado y que volvía de su primera reunión con su director. Seguimos conversando animadamente de su tema, sus aspiraciones, lo que le animaba a investigar, lo que quería saber: de forma abstracta pero con mucha ilusión (ni que decir que por esta fase ha pasado hasta el más pintado). La conversación duró un buen rato, pero comencé a notar que se cansaba, no de hablar, sino moralmente. Con un tono sincero y con bastante angustia, me preguntó —o al menos, lo lanzó al aire a ver si caía la inspiración— La verdad es que no sé ni por donde empezar.

            Yo le contesté: empieza escribiendo en un folio las tres o cuatro áreas de las que me has hablado y anota bien grande tu pregunta de investigación, la cual, nunca, NUNCA debes perder de vista. Empieza a leer y a leer hasta que las ideas se repitan y puesto que se acercan la Navidad, pon en tu Carta a los Reyes, que te traigan una buena mesa y una buena silla para animar.

         He elegido este apartado como inicial porque en él aludiremos temas que suelen ser tenidos en cuenta cuando ya tenemos el problema encima o, como mucho, cuando empezamos a tener conciencia y síntomas de que algo no marcha como debe.

         Me refiero a síntomas físicos pero también psicológicos.

         Es importante tener un espacio para la tesis. Un espacio físico donde no debas depender, para la gestión del mismo de la intervención de otras personas, es decir, un rincón donde puedas mantener tu desorden, concentrar tus manías (¡No seamos vergonzosos!) pero, sobre todo, desde donde conectar y desconectar del trabajo.

         Este espacio debe estar acompañado del mobiliario adecuado.

         Una silla operativa, como mínimo, aunque lo ideal es, desde mi punto de vista, una silla de dirección que te permitirá usarla a la vez para el trabajo de ordenador como para el de lectura y anotación. Una silla donde tanto respaldo como reposamanos sean regulables.  Estos últimos no solo en altura, sino también, en ángulo para evitar molestias mientras escribes y al manejar el ratón.

         Una mesa amplia, ancha y larga, a ser posible. Lo ideal: regulable en altura para que así el ángulo de los reposamanos no estorben o, por si en algún momento, se plantea pasar algún tiempo de pie e incluso hacer ejercicio físico mientras teclea. 

         Personalmente, tengo un espacio de gama media. Sería incapaz de hacer esto último, pero reconozco sus ventajas, además de que existen aparatos bastante interesantes para este tipo de fitness semi- estático.

         Un reposapiés regulable que te permitirá relajar la tensión de la zona lumbar cuando estás sentado leyendo o escribiendo.

         Una lámpara de pie. Se quedará probablemente sorprendido lector, pero ya le avisé que este libreto está fundado en mi propia experiencia. Una lámpara de pie la puedes colocar a un lado, pero también frente a la mesa, si esta es grande le permitirá una mejor distribución de la luz. Además, la altura de la luz emula y apoya la luz del techo que siempre debes mantener encendida[1].

         El uso de dos pantallas. Dos pantallas no duplicadas (dos monitores o un monitor y una pantalla de portátil) te permitirán, no solo trabajar en dos programas a la vez, sino que además, disminuirá el bailoteo de ventanas reduciendo la fatiga visual. Algo  que, en mi experiencia particular aprecio notablemente. Cuando se trabaja con datos numéricos y se realizan bases de datos es casi imprescindibles. Personalmente, me resulta más cómodo trabajar con las pantallas colocadas una al lado de otra, si consigue que estén a la misma altura será estupendo[2].     

         El ratón vertical: un gran invento. Si has elegido trabajar con dos pantallas o si no eres de usar atajos de teclado este bichito puede ahorrarte mucho dolor. Adaptarse puede ser, al principio, un poco complicado pues depende del modo de trabajar de cada uno. El confort que proporciona es sensacional y las horas parecen menos pesadas. Debe distinguir entre ratones verticales y ergonómicos. Los hay de muchos precios y versatilidad en el mercado. Tómese su tiempo al elegirlo y, si no es de tirar cosas hasta que se rompan, dedique un tiempo en valorar lo que cada rango le proporciona. Igual que en el punto anterior retén lo comentado en la nota 2.

         El trabajo de tesis es intensivo y requiere potenciar al máximo tu concentración, a medida que el tiempo pasa, puede que notes que la curva de la concentración y la desconexión aumenten en el tiempo. Es por esto que le aconsejo que el espacio que tenga la tesis sea aislado de otros espacios de su vivienda donde realice tareas de otra índole. Si está bien ventilado, aislado de ruidos domésticos y es soleado tendrá en a su alcance el cielo doctorando

         Si sus circunstancias son otras, al menos, intente que su espacio de tesis no acabe lleno de migas de pan, patinetas, la ropa por doblar o planchar o el periódico doblado amarilleando.

         En el debate de quien, cuando y donde se deben proporcionar tales comodidades no entro. Al que trabaja en casa le aconsejo que valore con atención el cuidado del cuerpo porque este es fundamental para la vida de la tesis. Insisto en este punto porque suele ocurrir que separamos condiciones con demasiada holgura— si hago ejercicio puedo estar 7 horas sentado en una silla de cocina, o, necesito una silla de gaming porque me paso 14 delante de la pantalla metiendo datos—.   

El objetivo de este apartado no es sino llevar a cada uno a reflexionar (quizás una palabra muy elevada, pero es importante) sobre el confort que necesita, y que tiene a su alcance, para hacer su trabajo intelectual con la mayor eficacia y el mínimo coste personal posible. 

         Este será uno de los pocos apartados del libro que toquen, tan de cerca, el tema de rascarse los bolsillos. Podría parecer hasta ofensivo, pero insisto en que el confort físico es una cuestión fundamental.


[1] Como he comentado desde el comienzo, las recomendaciones aquí presentes son resultado de mi propia experiencia y en este caso con mis problemas ópticos. Te recomiendo consultes o abundes en este punto la próxima vez que acudas a tu óptico u oftalmólogo.

[2] En este punto los ergonomistas o especialistas en ergonomía del trabajo o seguridad laboral te podrán aconsejar. Aunque trabajes en casa abundar en esta información no está de más. A los solitarios doctorandos, a los que van por libre, o hacen una tesis por “placer”, suele costarles asumir que lo que hacen es un “trabajo” y que requiere, por tanto, el mismo cuidado del cuerpo. Aprovechemos estos tiempos de “teletrabajar”,  sus consejos y recursos, que están a la orden del día.

© Texto registrado por Diolinda Ramírez-Gutiérrez

Cómo salvar un doctorado 1: Introducción y notas

Foto de Tim Alex en Unsplash

Biografía:

Nací en los años ochenta, cuando la Bruja Avería ya había pedido la jubilación y cuando los Campeones ganaban sus mundiales y tenía capacidad de celebrarlos. Desde luego, no puedo proporcionar una fecha ni lugar más exactos.

         De hacer magia en la infancia poco, quizás aquel juego con un manual de ciento y tantas páginas, que acabó muy bien acomodado en el trastero. Pues eso, yo fui una niña normal, que leía lo justo, corriente (que no comía caramelos)  y de uniforme (¡que me encantaba!). 

         Sin que la magia aumentara, pero sí las gominolas, años más tarde, me incorporé a la universidad pública española. Me licencié en saberes que amo, en profundidad y con honestidad, pero seguí creciendo con ellos.

         Me busqué la vida, como todos, y volví a la universidad pública, tantas veces, como he necesitado reinventarme. Esta ha sido mi herramienta: formarme y con intensidad.

         Ahora estoy terminando mi doctorado en una cuarta universidad (como ven, no me van las endogamias académicas). Un doctorado que si mi salud me lo permite acabaré, más pronto que tarde, o al con la cabeza alta y seca.

Esta, querido lector, no es una guía de cómo se hace una tesis, sino de cómo sortear o evitar y, si no se puede, sobre cómo volver a tierra tras los sucesivos naufragios que pueden producirse en el camino de este sueño académico. Esta guía es una caja de tiritas o una caja de sonrisas según usted esté en disposición de acogerla. Pretende acompañar y, por lo tanto, no procede leerla en orden estricto si no es ese su gusto. 

         El prólogo esperable de una guía como esta debería empezar diciendo “el propósito de esta guía es dar herramientas para…” pero quizás sea demasiado ambicioso comenzar de este modo.

         La idea de una guía para salvar un doctorado nació, dentro y desde, la génesis de mi proyecto de investigación postdoctoral. Por lo tanto, en el momento de estar confeccionando (una palabra que uso de forma especialmente intencional), tipos de contenidos, objetivos, públicos, rendimientos sociales que pueda prestar y generar dicho proyecto. En esta fase, de recibir y dar, surgió la idea de poner al servicio, de solitarios, de personas que están empezando o, siquiera, pensando en comenzar a recorrer la carrera investigadora con una tesis doctoral; algunas experiencias vividas y sufridas por mi misma. 

         Usted, lector, se preguntará qué es lo que me avala. En este momento le pido recuerde el uso intencional de la palabra confección y la omisión, también intencional, de la palabra propósito

         Siendo honesta me siento avalada por mi propio camino, bastante heterodoxo y salpicado por situaciones personales de diversa índole, que han podido poner obstáculos más que facilidades en el camino. Por otro lado, me siento avalada por las caras de compañeros, que habiendo acabado sus tesis doctorales recientemente, o ya situados en el mundo académico desde hace algún tiempo, han manifestado aprender de mis recomendaciones o, al menos, de mis avatares. Y por último, me siento avalada por la pregunta que me dirigió una coordinadora de programas de doctorado: “¿Qué crees que necesita un doctorando de la coordinación?”. 

         Me permito aclarar, porque vivimos tiempos en que las palabras pesan, y se tiende a no consultar sus matices, que sentirse avalada es algo de fuera a dentro y no viceversa. Sentirse avalada es menos que sentirse autorizada. A ellos les agradezco especialmente, la humildad y la empatía, que me han compartido y me han permitido escribir este libro.

         Concluyendo, querido lector, en este libreto encontrarás algunas recomendaciones que pueden servirte y otras que, usted mismo leerá y tirará a tu papelera, pues está lleno de vivencias “objetivadas” que no a todos pueden servir igual. 

No en vano, ninguna tesis es igual que otra. Tampoco ningún doctorando es igual que otro. Este libro está escrito desde la honestidad más profunda, la de intentar ayudar y sentir compasión, en el sentido más griego y genuino de la palabra: “sentir con”. 

         Este libreto está escrito también con la pretensión de que aporte algún pequeño fondo de apoyo a mi proyecto antes citado. En esto, igual que en todo lo demás que encontrará en esta guía intento ser todo lo honesta de lo que soy capaz.

         Espero de toda razón, y de todo corazón que este libreto que llega a sus manos le anime, le ayude, le acompañe, le alivie y, sobre todo, potencie todo aquello que sentimos en la llamada investigadora. Aquello que, por inexperiencia, miedo a lo incierto y otras consideraciones, no disfrutamos lo suficiente.

         Este libreto está escrito, pensando y dirigido especialmente a aquellos doctorandos solitarios de vocación investigadora, que normalmente sienten y asumen que han elegido o tomado opciones que les hacen estar en los márgenes

         Sin embargo, entiendo y considero, que uno puede convertirse en doctorando por múltiples motivaciones y circunstancias. Espero que todos los que se sientan algo náufragos en este camino que tiene muchas cosas en común, con independencia de disciplinas y circunstancias, encuentren algo de provecho entre estas líneas. 

         Los salvavidas que arroja este libreto pueden ser racionales, pero no son ajenos a la parte emocional y personal de este proceso porque, querido doctorando, por mucho que le digan que esto no es personal, lo es y, lo es,  significativamente. En algunos casos, los encontrará obvios, considerará que no son asunto suyo o, incluso podrá juzgar, que esta (yo) no tiene, ni idea

         Con la misma libertad y confianza en ayudar, confieso, a un ente abstracto que no me lo pide, recibe usted este texto sobre el que  ruego benevolencia. No deseo hacerme la experta ni tampoco me considero tal cosa. Solo traslado mis experiencias, en distintos ámbitos, que se han ido encadenando con el tiempo. 

 Mi intención es clara ayudar y apoyar (sostener), en lo posible, este camino solitario y áspero, lleno de emociones y alegrías, hacia alcanzar, y más allá, el título de doctor. 

         Ajustándome, no con un cierto poco gusto a las exigencias de la sociedad del posibilismo y disculparme a diestra y siniestra por intentar ayudar, y por las consecuencias aún no llegadas de mi supuesta ayuda, déjeme confesarle que lo haré no sin cierto humor. El humor es un terreno peligroso, en estos tiempos, porque abre matices y hace emerger posibilidades. ¡Se lo he avisado! Voy a tratar con el mayor humor posible temas muy serios por aquello de que es conveniente, o eso dicen. Si alguno de ustedes, resultase ofendido por mi sentido del humor, ruego dejen de leer de inmediato porque de malestares ya estamos hasta arriba los náufragos.     

         En aquellos en que me dirijo, tanto en singular como en plural, a nuestra comunidad, he decidido utilizar el tan denostado género neutro de nuestra lengua española, del mismo modo, que la forma formal de la segunda persona del singular. Lo aviso porque lo he hecho a consciencia y a consecuencia.

         ¡Ojalá no sea a así y saquemos juntos nuestro lado clown todo lo posible! ¡A ello le animo!

Una doctoranda significativamente cansada pero muy motivada en mayo 2021.

©ESTE TEXTO ESTÁ REGISTRADO

Objetivo: definición 2022

Los ponentes de este encuentro cuentan con una virtud excepcional: saben justificar cada paso de proceso que explican y son muy claros.

No solo por estas dos cualidades recomiendo a todos que vean este video sino porque, aunque suene obvio, debemos conocer el proceso de gestación de algo que nos va a afectar y que por lo tanto vamos a valorar.

No se nos ha preguntado a cada uno de nosotros pero sí a una parte importante de aquellos que se consideran comprometidos y no solo interesados por los museos.

Se tratan cuestiones muy interesante:

  1. La traducción y el problema de los conceptos de una definción trilingue.
  2. Quien tiene la palabra a la hora de decidir si la definición de Viena 2007 se cambia en Praga.
  3. Que significa alta participación en estos contextos.
  4. Cómo una definición con la que todos no están de acuerdo representa la diversidad del mundo de los museos.
  5. Cómo una definición integradora libra los conceptos de su carga epistemológicas.

Queridos museum-goers, estas cuestiones están aplicadas al caso concreto de ICOM define, pero son preguntas que tarde o temprano tomo museólogo termina haciéndose. ¡Hagamonoslas ahora, y que nadie nos acuse de abstractos!

Por si acaso,

El guardián del disfrute de nuestro patrimonio: nuestro Superman castizo López.

En 2012 la colección Magos del Humor, en colaboración con el Museo Etnográfico de Ripoll (un museo regional), publica el volumen 152 de su colección con el título «Asalto al Museo».

Esta historieta asombra por la manera detallista y minuciosa con que está reconstruido el espacio de dicho museo (cartelas, estanterías de almacenaje, diaramas, ect.), por la presencia de un abundante público visitante que se implica en la historieta y porque los personajes habituales de las aventura de SuperLopez se convierten eventualmente en visitantes de museo durante toda la trama.

Del museo y su renovación se oye hablar en los bares de plaza. Un sueño de relevancia social que proporciona al museólogo encontrarse con este altermuseo imaginario.

Otra de la razones que han motivado que su lectura fuera reseñada no se debe al excelente maestro dibujante, Jan, o quizás sí y sobre todo a él. En esta ocasión transcribo la hermosa interpretación de la definición de museo que da la UNESCO autorizada por el antiguo conservador del museo. Cito:

«Los museos son instituciones de carácter permanente y abiertas al público, que adquieren, conservan, investigan, difunden y exponen- con propósitos de estudio, educación y deleite- colecciones de arte, científicas etc., siempre con un valor cultural»

(…) continua la cita

«Son también lugares donde suelen haber rincones, espacios ocultos y singularidades diversas, y sobre todo, está la calidez de los visitantes , de las personas que, individual o colectivamente, hacemos revivir la esencia de los objetos a través de los cuales aprendemos, recordamos, enlazamos vivencias, historias e historias imaginativas, como la presente…»

El autor me ha confirmado en un breve interludio comunicativo que este comic se debe a la colaboración estrecha de dibujante y museo y también a la disposición de mucha libertad creativa. Es decir, una joya para entender como el cómic es otro de los medios por los que los museos divulgan y también, un medio de comunicación de masas que divulga y propaga conocimiento sobre estas instituciones con gran presencia e impacto en las ciudades, pueblos, espacios naturales o contextos en que se halle.

Para ilustrar esta relación recíproca de divulgación y propagación de «ciertos» conocimientos, he elegido una serie de viñetas para considerarlas desde la mirada crítica de un público especialista en el campo de los museos pero también, como no, mediada por el humor y por la necesidad de sugerir la corrección del desarrollo de ciertas conductas sin emitir juicios explícitos. La reproducción de las viñetas ha contado con el permiso amable del autor.

  1. El sueño de que se hable de uno en todas parte, especialmente, entre el cortado y el pincho de tortilla. No importa que, esta mirada más allá de la trama central explícita, sea parte de dar contexto a una de las bandas de pillos protagonistas. El museo es el objeto de conversación en la calle y en una situación cotidiana.

Pág.4

2. La diversidad del público. Aunque, los personajes de las bandas de pillos parecen irreflexivos, agresivos, carentes de empatía, hacen comentarios xenófobos, carecen de educación y, en suma, son personajes grotescos. Es dicho carácter grotesco el que está caracterizando la idea de la diversidad del público de museo en las viñetas de esta historieta. Quizás, por lo poco habitual y plausible de ver a estos personajes en las salas de un museos, queda resaltada en mayor medida estenografiada la diversidad de públicos.

p.15

3. Desorientación física y cognitiva: Ocurre más de lo que parece. Hace unos años el Laboratorio permanente de públicos del Ministerio de Cultura Español, realizó un estudio de los planos de sus museos estatales con el fin de hacerlos más accesibles. En estos años, el alcance del concepto de accesibilidad ha crecido para convertirse en algo más que tener un ascensor o una guía en el suelo. La accesibilidad puede ser económica, física, depender del conocimiento previo, de la existencia de diferentes niveles de lectura, del tiempo disponible, etc. Nuestros personajes parecen salir de tono mostrando como aún después, de las explicaciones o planos, no tienen ni idea de dónde están.

4. Apropiación del patrimonio: La noción de patrimonio cultural es una noción permeable y sumergida en un mar de intereses. De este modo, los personajes se apropian de formas distintas generando distintas situaciones e interpretaciones del mismo. La apropiación del patrimonio forma parte de nuestra búsqueda de identidad: por pertenencia a un grupo, por contrastaste a él, o por las infinitas posibilidades intermedias entre los dos polos del proceso. En el caso de nuestra aventura, además de identidad, vemos otras formas, más o menos, legítimas de amar o «profanar» el patrimonio. La discusión sagrado- profano no tiene tanto que ver con la apropiación cómo con la visita turística por, esta razón, dejo el tema donde esta.

Pags. 36,40 y contraportada.

5. La importancia del contexto físico y el uso de las tecnologías digitales. Las tecnología ha entrado en nuestras vidas de forma invasiva. Participa de lo que leemos, oímos y hasta comemos. Los museos como agentes sociales que, tienen una misión y un mensaje que transmitir, recurren a la tecnología como plataforma y sus usuarios, a su vez, recurren a plataformas digitales que les proporcionan la oportunidad de crear recuerdos y compartirlos con otros. Lo irónico de este caso, es que, la alabada ambientación es analógica.

P.35

5. Expolio del patrimonio: Este tema recorre de principio a fin la aventura con lo que sería muy difícil concretizarlo en una sola imagen. Sobre este tema tengo, personalmente gran interés, y lo seguiré trabajando en adelante. Lo que aporta la historia de SuperLópez está relacionado con el debate sobre si el expolio es solo una cuestión económica o ideológica.Si puede haber por tanto otras motivaciones en juego como el prestigio, la destrucción de un legado etc. ¿Se mezclan todos los ingredientes en la imagen del expoliador?

Nos llevaremos lo de más valor y nos forraremos– dice el jefazo de una de las bandas, tal vez, sin darse cuenta de la cantidad de asunciones que se entrecruzan en su afirmación. ¿Quién determina el valor? ¿Cómo se lo identifica? ¿Por el material del que esta hecho o por el testimonio material de una cultura que contiene?

Por lo menos, en esta aventura sí, tanto, que parece cosa sobrenatural.

P.33

Para hacer esta reflexión sobre el cómic como herramienta para aprender sobre el patrimonio, no he elegido las viñetas más explícitas sino aquellas donde, a mi juicio, era complementario el poder de la palabra escrita y la imagen visual. Aquellas en las que ofrece algo de intencionalidad. Las reproducciones son totalmente caseras: móvil y tebeo en mano y, así, he querido que fueran. Es la mejor forma de mostrar que uno está dentro de la historia.

Reitero mi agradecimiento al señor D. Juan López que, ha colgado los pinceles de SuperLópez este mismo año, y al que deseo la mejor de las venturas en los años venideros. Y a ustedes, lectores, anuncio que he encontrado un nuevo SL que puede ser de nuestro interés.

Sigan ahí.

Referencias:

Francesconi, S. (2014). Multimodal and Intermodal Analysis. En Reading Tourism Texts: A Multimodal Analysis (78; pp. 139-147). Channel View Publications.

Stokowski, P. A. (2013). Understanding written comments on mail questionnaires: A rhetorical analysis. Journal of Outdoor Recreation and Tourism3–4, 19-27.https://doi.org/10.1016/j.jort.2013.09.005

Laboratorio permanente de públicos. (2013). Una evaluación sobre planos de mano en museos. S.G. Museos estatales.